Un cuarto de lora

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Saturday, December 03, 2005

Censo pasó por aqui...

La cosa comienza cuando uno recibe una notificación confirmando la visita de un encuestador "debidamente identificado"en reglamentarios dos días hábiles, e informando el número y fecha del decreto por el cuál uno es penalizado si llegase a ausentarse durante la jornada en cuestión. También informan que, luego del procedimiento, uno se hace acreedor a un certificado censal para excusarse de sus compromisos formales (laborales, educativos, sociales etc.) y que los datos recolectados permanecerán bajo clausula de confidencialidad y sólo podrán ser utilizados para causas estadísticas.
Efectivamente un individuo llega en el trascurso del día, debidamente uniformado e identificado, para efectuar el dichoso censo, y uno que lo espera con el tintico y la limonadita, lo hace seguir a la sala para que se acomode y ejecute su tarea en el mejor ambiente posible.
Después de las preguntas de rigor (nombre, cédula, estado civil, formación académica, descendencia y lugar de nacimiento)....el tipo se despide y ya! Se terminó el censo. Hizo más preguntas en torno a la mantención del gato y con eso creo que lo digo todo.
Y que sucedió con las preguntas relacionadas con la situación laboral, económica y cultural del encuestado? Con sus competencias, gastos, gustos y convicciones? Acaso esa información no es relevante? Me parece que considerar las expectativas y el nivel de vidadel individuo es tan importante como el número de personas promedio en un hogar. Y aunque sabemos que esos datos no hablan precísamente de la demografía colombiana, la matizan y la complementan con cuadros y diagnósticos aprovechables a futuro.
De verdad me he sentido más encuestada en una entrevista de trabajo o por lo menos he percibido que hay un mayor interés por construir un modelo, aunque prototípico de una población.
Me parece que el gobierno nacional, ésta vez encarnado en el Departamento Nacional de Estadística, dejó pasar, una vez más la valiosísima oportunidad, ya no ahondar, sino de conocer el contexto real de sus conciudadanos y de aproximarse a sus necesidades y demandas. De nuevo se dejó ver su miopía, su falta de estrategias y su facilismo, desperdiciándo la posibilidad de llegar a los colombianos con verdadero interés en consolidar un plan autocrítico, que niegue las politiqueras demandas reinantes y tenga en la mira una gestión social firme basada en datos concretos, en hechos, en realidades; las realidades de millones de colombianos que vieron despedirse, con el encuestador, sus ganas de intervenir en un verdadero proceso de participación.
Es verdad que sabremos cuanto somos, pero dudo que sepamos cuantos seremos, como viviremos, que porblemáticas tenemos y cómo afrontarlas, si nos basamos en los mínimos y estériles datos recogidos.
Una convocatoria de esta clase (con la formalidad que sólo puede darse cada 10 años) no debería desaprovecharse así, pero supongo que para que fuera de otra forma tendríamos que vivir en Bután (el reino de la felicidad) y anhelar indagaciones sobre la felicidad per capita como coeficiente del desarrollo social (Ignacio Aréchaga, http://www.fluvium.org/textos/cultura/cul281.htm).